Dos Voces, por Violeta Salem
El taller “Repensando mitos” surge dentro del tiempo de confinamiento por causa del COVID y como parte de la propuesta de actividades grupales del Programa Apoyarte.
Apoyarte cuenta, desde hace más de 4 años con un grupo de trabajo a través del arte en el que participan mujeres de todo Madrid y especialmente del barrio de Carabanchel, facilitado por el equipo de psicólogas Ana Alonso y Belén Pizarro y en especial por Alberto Gamoneda.
Este trabajo fotográfico nace tras la reflexión de un gran mito personal; la identidad dicotómica. Desde que era muy joven he tenido conflictos al definirme y al descubrir cuál era mi “verdadera” identidad. Tras meditar sobre esta cuestión durante años, llegué a la conclusión de que mi identidad no estaba formada por elementos lineales y únicos, sino que dentro de mí había una gran variedad de facetas contrapuestas que tenía que aprender a armonizar. Es por ello que quise exponer como componente principal de este trabajo la dualidad, utilizando de manera simbólica los cuatro elementos de la naturaleza, separándolos en aire/agua y fuego/tierra, ya que, siguiendo la teoría del dualismo, necesitaba de elementos antagónicos para el desarrollo de mi idea.
La persona de la foto superior muestra la combinación de los elementos aire/agua, caracterizados por la fluidez de ideas y sentimientos, lo etéreo, el misticismo… Esta persona manifiesta pureza, delicadeza y prudencia. Su posición es tímida, ladeada, con el pelo recogido y sin poseer ningún tipo de joya, ya que su intención no es exhibirse. Mira inocentemente de reojo pero hacia un punto fijo, incluso parece que está analizando aquello que está mirando, mientras que con su mano coge delicadamente el abanico, manteniendo los dedos escondidos. Nos hace ver que su gesto y sus movimientos son sutiles y están bien pensados, se deja fluir pero examina todos los estímulos de su alrededor.
La persona de la foto inferior es su antítesis; es la combinación fuego/tierra, caracterizados por el poder, lo material, la acción… Se muestra como una persona poderosa, brava, decidida. El cuerpo está en dirección al espectador, sus ojos miran desafiantes y la cara está enmarcada por una melena salvaje y despeinada. Muestra su mano alzada enseñando los anillos en los que vemos que lleva dos serpientes, conocidas por simbolizar la sabiduría, pero también la tentación de lo carnal. Se señala así misma con el dedo índice; el anillo aquí simboliza autoridad, ella posee el liderazgo. El anillo en el dedo anular hace referencia al matrimonio, así pues, esta otra serpiente cambia de tono y podemos intuir que nos habla de la lujuria, provocando a las estructuras tradicionales. Todo este camino de joyas lo recorre el péndulo de cuarzo, que en algunos círculos espirituales representa el poder de la adivinación y el poder de trazar caminos. Ella muestra entonces que es la persona que marca el destino, pero en realidad hace falta de otra fuerza para movilizar el péndulo; el aire. La persona de la imagen superior es quien, con el abanico, interviene para que el movimiento comience. Tras esto, ocurre la fusión de los elementos y las dos personas se unifican y equilibran sus fuerzas para un bien común; su progreso vital.
Aprendí que convivir con dos voces dentro es complicado, pero si me esfuerzo en hacerlas dialogar de manera tranquila en vez de verlas discutir, y entiendo que si una dice blanco y otra negro, las puedo juntar y obtener resultados como estas fotos, las dos voces recorrerán el camino trazado por igual.
Este artículo ha sido elaborado por Violeta Salem, es su autora, a partir del trabajo realizado en una de las sesiones del Taller Repensando Mitos.