El arte como herramienta terapéutica
Los recursos de rehabilitación en salud mental del distrito de Latina encuentran fórmulas para ir descubriendo que la actividad significativa y con propósito se dibujaba junto con el Museo.
Una vez que elijas la esperanza, todo es posible....
Y puede que sin saberlo, esta fuera la máxima que seguimos casi sin darnos cuenta al iniciar el camino desde los recursos de rehabilitación en salud mental del distrito de Latina junto al área de Educación social del Museo Thyssen hace más de diez años...
La esperanza puesta en las posibilidades de recuperación de las personas que acuden al recurso, tratando de encontrar con el uso de otros lenguajes y con la mirada sin juicio, caminos y senderos que nos transitaran hasta los lugares más inaccesibles de uno mismo y de encuentro con el Otro. Maestros como Mariano Hernández que como Faro seguimos en su convencimiento sobre las posibilidades que el Arte nos ofrece para llegar y poder atravesar y trascender...
Encontrar fórmulas para ir descubriendo que la actividad significativa y con propósito se dibujaba junto con el Museo y que junto con su área de Educación de la mano de Alberto Gamoneda, encontrábamos la anticipación del éxito y el sentido de eficacia, remarcando aquello que desde los recursos se intervenía en torno a promover una red de apoyos funcionales y emocionales para que la persona pueda desarrollar su máximo potencial.
Y nos fuimos dando cuenta que esta práctica y repetición en el tiempo, iba germinando una urdimbre para el participante donde sentirse seguro, encontrando un lugar en el mundo donde percibirse como ciudadano de pleno derecho, pilar fundamental del Proyecto de Capacitación y Empoderamiento a través del Arte (PCEA), recuperando habilidades y destrezas y mostrando competencias más allá de la causa de diversidad que le acompaña.. Íbamos generando una red de apoyos, una red de trabajo junto a y con el Museo y donde este a su vez y de manera paralela iba cambiando la mirada para ser accesible de veras, más allá de la eliminación de las barreras arquitectónicas.
Y sentíamos que debíamos buscar fórmulas de evidencia, de reflejar una base de credibilidad investigadora y en eso llegó la alianza con la UVIC-CCC y de la mano de Nerea Díez, que se atrevió a llevar a cabo el proceso de inmersión del proyecto para poder evidenciar que lo que pensábamos sobre el impacto del uso del Arte en los procesos de recuperación de los participantes y en la transformación social, estábamos en lo correcto..
Y así fue naciendo un reflejo escrito sobre este camino recorrido, donde poder depositar por medio de la magia que nos traslada el lenguaje y la palabra, el itinerario realizado. En pro de demostrar que el Arte sirve y nos sirve, que el Arte acompaña y transforma, que el Arte consigue germinar la belleza en los espacios que antes eran de angustia y desasosiego, que el Arte consigue atrapar la esperanza de la que partíamos y que consigue retenerla para no perderla y seguir perseverando si cabe aún con más fuerza.