Conversación virtual, destinada a público adulto, en torno a la obra Venecia era toda de oro (1961), de Lucio Fontana.

La situación que estamos viviendo nos hace reflexionar sobre nuestro trabajo como educadoras de museos de otra forma, pensar en las posibilidades y experimentar con formatos para seguir teniendo contacto con el público. De ese deseo surge Un café, una conversación, un espacio virtual para conversar sobre algunas obras del Thyssen.

¿Sobre qué obra vamos a conversar? En nuestro primer café-conversación queremos hablar de Venecia era toda de oro (1961), de Lucio Fontana; un cuadro que durante unos años estuvo colgado en uno de los muros del hall del museo pero que, por su difícil conservación, no se encuentra en este momento expuesto al público.

¿Quién puede participar? La conversación está abierta a público adulto, a partir de 18 años. No hace falta ser un experto, basta con tener ganas de conversar y compartir pensamientos y reflexiones con otras personas. ¿Cómo hacerlo? Enviando un correo electrónico a educathyssen@museothyssen.org. El café-conversación tendrá un máximo de 8 participantes a los que se comunicará su plaza por correo electrónico. 

Y después, ¿dónde me dirijo? Una vez te hayas inscrito en la conversación, te facilitaremos una dirección para la reunión a través de la aplicación Google Meet.

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    Fechas
    22 de abril de 2020
Dirigido a:
Público general

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Eva  García
Eva García

BITACORA/Un café una conversación con Lucio Fontana y Venecia era toda de oro

Hace unos días comenzamos una nueva actividad, Un café una conversación, un “experimento”, un reto que vivimos con emoción porque volvíamos a tener contacto con el público y con las obras del museo. Porque “eso qué íbamos a hacer” se parecía bastante a lo que era nuestro trabajo antes de todo esto. Teníamos la seguridad de que “el experimento” no iba a ser igual de aquello que hacíamos antes de que todo esto ocurriera, pero teníamos curiosidad e impaciencia de saber cómo iba a ir, cómo era eso de trabajar en virtual.

El planteamiento del “experimento” es crear un espacio para conversar con personas sobre una obra del museo y la elección de las obras viene inspirado por la situación que vivimos. Ponemos el foco en obras que suelen estar en el almacén del museo y que por diversas razones no se exponen. Ahí tenemos la primera ventaja de la virtualidad: podemos ver cualquier obra de la colección tanto las visibles en las paredes del museo como las ocultas en el almacén.

La obra elegida fue Venecia era toda de oro de Lucio Fontana, una obra que resultó ser un metáfora increíble de lo que estamos viviendo y de cómo nos sentimos. En esta primera conversación tuvimos a Elisa en Buenos Aires a Carolina en Costa Rica, a Johanna y Sebastián en México y nuestra compañera Ana en Madrid. ¡Otra maravilla de esto de la virtualidad! Estar en contacto con personas de otros lugares que ofrecen visiones y realidades diversas que hacen más grande y rica la contemplación de una obra.

Hablamos de muchas cosas. De Lucio Fontana, de Venecia, de lo superficial, de lo profundo, de la clase de dibujo técnico de Ana, de los paseos por Venecia de Elisa, del lujo del oro, de que no es oro todo lo que reluce, de la realeza, de los tesoros dorados. De la Venecia que amamos, la de los libros y las pelis y la que odiamos, la de los turistas, ¡qué agobio! Y nos preguntamos ¿pero qué nos ha llevado a esto? ¿cómo es posible que conocer un lugar se convierta en esto? En agolparnos unos con otros en busca de... y hablamos, ¡cómo no! de los museo, porque hoy casi todas las conversadoras trabajamos en museos, de qué camino debemos tomar respecto a los públicos, las acciones...

Y..¡ la taja!, como dice Elisa, el corte o el taglio de Lucio Fontana. Es una agresión , una liberación o una búsqueda. Hablamos de lo oculto, lo invisible, lo que está tras ese oro de Venecia y de la valentía de buscar detrás, de atreverse. Y de repente todos nos sentimos con más fuerza y decidimos que esa taja, esa raja es la posibilidad, la oportunidad de hacer y pensar de otra forma. ¿Cuáles son nuestras rajas? añade Sebastián. Y de repente hay mucha fuerza y conexión en grupo, porque ha surgido una conversación y entre todos hemos entendido algo nuevo en la obra, que nos pertenece y nos describe en estos momentos. Creo que fue Carolina, que dijo que para ella el siglo XXI estaba comenzando en estos momentos, y esa taja es la nueva realidad a la que nos debemos enfrentar. Guau! Y muchas muchas más cosas que se quedan en el recuerdo del encuentro. 

Después de una hora, terminamos la conversación y nos despedimos con la música de fondo de Charles Aznavour, Che c’est triste Venice, poco a poco los participantes van desapareciendo de la sala de reuniones. 

Gracias a nuestras primeras participantes en este café-conversación, su generosidad y buena conversación que han contribuido a que este “experimento” sea un posibilidad para un nuevo espacio de trabajo. ¡Seguimos!

 

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