Pequeños grandes gestos que nos inspiran

Tener la oportunidad de poder asistir a los proyectos promovidos desde la comunidad Musaraña del museo Thyssen siempre ha sido y es un gran placer. Los pasados 27 y 28 de octubre nos volvimos a reunir un grupo de docentes inquietos y abiertos a experimentar nuevas aventuras relacionadas con el arte porque ¡Comenzaron las clases! un año más.

La posibilidad de realizar este tipo de encuentros en un marco incomparable como es el del propio museo, acrecienta la magia que siempre embauca a los encuentros Musaraña. En cierto modo, desde  mis inicios como docente siempre existió un cierto grado de inalcanzabilidad ante la posibilidad a que existiera este tipo de vínculo con el Thyssen y mucho menos de la periodicidad de los mismos. Además, asistir junto con un grupo de compañeros inmejorables con el mismo tipo de inquietudes, genera que todos estos encuentros constituyan un gran placer a nivel personal y una gran fuente de descubrimiento y aprendizaje a nivel profesional.

En esta ocasión, aunque conocía el programa del fin de semana y sabía quién vendría a conversar, decidí no investigar sobre ninguno de ellos. Quería que fuera una verdadera sorpresa lo que iba a realizar y poder así dejarme llevar y sorprender por lo que allí iba a suceder. De alguna manera, quería ponerme en la situación que vivencian mis alumnos cada día en mis clases puesto que siempre juego con el factor sorpresa y con cierta transgresión en mi aula. Por ello, esta vez quería vivenciar plenamente la situación de uno de mis estudiantes.

Una vez concluido el fin de semana, puedo asegurar que lo que conocí, experimenté y descubrí superó la mejor de cualquiera de mis expectativas. Comenzando por el simple hecho de comentar el programa que íbamos a tratar y descubriendo qué canciones nos habían supuesto una verdadera revolución a nivel personal y por qué había sido así. Continuando descubriendo el trabajo de la compañera Inés en su centro de Oviedo, y descubriendo el enorme abanico de posibilidades que nos permiten las Instalaciones artísticas además de la importancia de las cianotipias, paráfrasis o escenografías.

Seguidamente, nos centramos con Ana y Salva en la experiencia de un museo revolucionario. Nosotros mismos, pudimos dialogar e intercambiar opiniones acompañados por las pinturas relacionadas con la Bauhaus y con las Vanguardias rusas. Un verdadero placer que ocasionó que muchos de los visitantes no tuvieran claro si admirar la obra que nos rodeaba o unirse a nuestras conversaciones reivindicativas. Un lugar en el que pudimos hacer, ver y reflexionar en la propia sala del museo.

Junto con Natalia y Juanita pudimos experimentar un verdadero paréntesis en III actos en nuestro almuerzo. La comida como un medio de reflexión y comunicación relacionándola con el museo. Gracias a La Mojigata Food Tables descubrimos que el acto de comer puede suponer una verdadera experiencia hasta entonces nunca antes experimentada.

El cansancio que iba apareciendo durante la tarde se desvaneció al poder participar en un taller de serigrafía en La fábrica de texturas. Tuvimos la oportunidad de diseñar y posteriormente estampar en nuestras camisetas nuestras propias creaciones. Supuso  un verdadero placer y una auténtica fuente de conocimiento puesto que tras muchos años admirando a grandes artistas de la serigrafía, nunca llegué a tener claro fielmente todo el proceso, algo que en la actualidad puedo afirmar haber superado puesto que tuve la ocasión de experimentar todo el proceso.

La mañana soleada de domingo hacia presagiar que lo que iba a suceder en el Museo brillaría con luz propia. No me confundía mientras escuchaba a María de la Agencia de publicidad LOLA Mullen Lowe. Empezando por el título de la presentación “El arte de enamorar en tiempos de TRAP” y terminando por nuestra acción/manifestación en las propias salas. María nos hizo entender que es fundamental transmitir mensajes que lleguen a nuestros alumnos de forma clara y potente, al igual que lo hizo ella cono nosotros. Entendimos que teníamos que lograr enamorar a nuestros alumnos por medio de memes, gifts o trap. Conversar por medio de nuevos lenguajes artísticos, los que ellos manejan y siempre dialogando con sus intereses. No solo fue apasionante la presentación, puesto que logró conquistarnos a todos nosotros, sino que los talleres fueron realmente emocionantes. Tras una proposición y reflexión previa, realizamos nuestras propias pancartas con las que asistir a una manifestación del arte. Con ellas nos fuimos a las salas y desfilamos entres los visitantes para acabar sentándonos y dialogando en sala junto con los viandantes sobre cuál había sido nuestra revolución más personal. Además, en esta ocasión estuvimos acompañados por dos cuadros del barón Thyssen que seguro que estaba orgulloso de las pequeñas revueltas que están siendo generadas desde la comunidad Musaraña entre sus obras

Sin lugar a dudas cada encuentro supera al anterior no solo por el tipo de propuestas o por el aprendizaje adquirido, sino por la gran experiencia y la enorme fuente de inspiración que nos atrapa.  ¡Nos vemos pronto musarañas!