Diferentes protagonistas de la acción educativa analizan y reflexionan en torno al impacto, los alcances y las estrategias que promueven las prácticas colaborativas en el ámbito de la educación en museos.

Más allá del desarrollo teórico sobre el aprendizaje colaborativo, las prácticas que se realizan en conjunto están presentes de muchas maneras en nuestra cotidianidad. La red, como principal conector de nuestra sociedad, ha facilitado la consolidación de nuevas formas de producción y difusión cultural que crecen, se difunden, evolucionan y se renuevan, a partir de estructuras extendidas. 

Desde los museos este entorno de colaboración, de trabajo en red, va ganando fuerza en la medida que enlaza con sus intereses por encontrar nuevas maneras de acercarse al público y convertirse en un agente social más. A través de su apuesta pedagógica los museos se plantean llegar más lejos, al buscar convertirse en núcleos de (...) intercambio, no solo con los públicos sino también con una larga lista de instituciones y otros agentes hasta ahora nunca imaginados como socios. 

Para los educadores, las prácticas colaborativas se ofrecen entonces como una oportunidad de encontrar vías alternas al sin número de dificultades que enfrenta en su día a día, dar visibilidad al público y sumar esfuerzos para potenciar el alcance de sus recursos.  

Pero, ¿cómo afectan estas prácticas colectivas al proyecto pedagógico del Museo? ¿Hasta dónde pueden llegar los proyectos de colaboración para plantear propuestas educativas de calidad? ¿Cómo identificar socios adecuados y garantizar una estructura de trabajo equilibrada?

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    Fechas
    21 de noviembre de 2015
Con la colaboración exclusiva de:
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Fundación BBVA

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