Los caminos de la modernidad en el siglo XX se construyen sobre una herencia pluricultural, rica y diversa. Artistas como Pablo Picasso y Georges Braque, en su búsqueda de nuevas formas de expresión, cristalizan su inquietud en propuestas de vanguardia como el cubismo. ¿Qué huellas y caminos del pasado podemos intuir en sus obras?
Braque pinta Mujer con mandolina en la primavera de 1910 después de un periodo en el que bodegones y paisajes son su principal tema pictórico. Los bodegones de Braque, creados en pleno cubismo analítico, se llenan de instrumentos musicales y partituras. En ellos encontramos continuas referencias al volumen y el tacto de los objetos con los que convivía en su estudio.
En Mujer con mandolina, además, Braque vuelve a la figura humana después de contemplar diferentes cuadros de Camille Corot (expuestos en el Salon d’Automne de 1909) donde se podían ver mujeres sentadas con instrumentos en sus manos. Estas tañedoras de Corot permitieron a Braque relacionar la figura humana, los instrumentos musicales y la quietud de las naturalezas muertas en sus propias obras.