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Hoy los museos quieren ser espacios sociales, abiertos a la colaboración y al debate, donde los públicos dejan de ser meros visitantes y se convierten en usuarios y participantes.

Esto es así, en gran medida, porque nos hemos dado cuenta de que las instituciones culturales tienen la capacidad de construir identidades culturales, sociales y políticas. En este sentido repensar el museo desde una perspectiva de género no nos debería parecer una tarea superada amparándonos en que la igualdad “formal” entre mujeres y hombres, en el mundo occidental, esté supuestamente conseguida. Las diversas teorías y acciones feministas que se vienen realizando desde la década de 1970 han puesto de manifiesto que el museo ha sido y sigue siendo un espacio de construcción de la diferencia y, por tanto, la igualdad de hecho entre hombres y mujeres no se ha logrado todavía.

En los museos españoles, las mujeres siguen estando infrarrepresentadas tal y como demuestran los numerosos informes que realiza desde su fundación la Asociación de Mujeres en las Artes Visuales (MAV). Sus colecciones cuentan con pocas obras de mujeres artistas que, por otra parte, rara vez son expuestas. Su marginación no está relacionada con criterios de calidad o cantidad, sino en la vigencia de cánones occidentales y patriarcales de creatividad que la asocian a la actividad masculina (blanca, occidental y de clase media). Son escasas la exposiciones monográficas dedicadas a las artistas, e incluso en los museos de arte contemporáneo no son proporcionales a las de los varones. Y si se hacen, como diría Celia Amorós, es para cubrir la lógica de las excepciones. 

Entonces, si el museo es un espacio social que produce y moldea identidades, ¿cómo puede ser la experiencia de la visita de las mujeres (más del 50% de sus usuarios, blancas, de clase media y con estudios superiores) en un museo que las infrarrepresenta? Por supuesto, los museos han empezado a tomar consciencia de esa enorme carencia y han desarrollado algunas líneas de actuación para paliarla, Así, hoy  contamos con algunos recorridos que abordan las cuestiones de género e identidad sexual, trabajo que se viene realizando desde los Departamentos de Educación y, que pueden suplir algunos vacíos en las ordenaciones y discursos comisariales de sus colecciones.

Según Griselda Pollock, todas estas iniciativas son todavía necesarias a nivel táctico, si bien una intervención feminista debe ser algo más que una corrección cosmética de que trate de rellenar vacíos. Debemos también pensar, a nivel orgánico, en las mujeres como personal laboral del museo. De nuevo estadísticamente, el número de mujeres que trabaja en los museos supera la media con respecto a los hombres en casi todas las áreas de trabajo, excepto en los puestos de dirección, sobre todo si nos detenemos en los museos de mayor envergadura y representatividad cultural de nuestro país. Parece entonces que aquí también existe un techo de cristal, es decir, toda una serie de mecanismos patriarcales que impiden a las mujeres acceder a los puestos de mayor responsabilidad.

No se trata sólo de una política de cuotas, sino de una ausencia de representatividad que genera una falta de referentes, de profesionales de prestigio que ocupen puestos de responsabilidad y puedan apoyar a otras mujeres. Por otro lado, las mismas profesionales asumen muchas veces, de forma más o menos consciente, las tareas “menos glamorosas” de labores de cuidado y de gestión asociadas a las profesiones culturales, que suelen estar peor remuneradas. Mientras, sus compañeros varones se hacen cargo de las tareas más creativas, mejor remuneradas y socialmente reconocidas. En este sentido, el caso más paradigmático de esta división sexual del trabajo es el de las situación laboral de las educadoras de museos. 

Así pues debemos preguntarnos qué tipo de museos tenemos y que esperamos de ellos. ¿Queremos que nuestros museos reproduzcan estereotipos de género trasnochados o que traten de transformar esas estructuras económicas que producen desigualdad?

Fecha de publicación:
10 de Agosto de 2018
Imagen
Mariola Campelo Tenoira
Información sobre el autor:

Soy educadora artística

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